En el museo podemos distinguir diecisiete espacios, de los cuales cuatro de ellos se corresponden con los cuatros bastiones semicilíndricos de las cuatro esquinas de la planta baja, que en tiempos de paz se utilizaban para guardar la pólvora.
Dentro de lo que podemos llamar obras, distinguiremos dos grandes modalidades a la hora de ser prácticos: los cuadros y las esculturas, y dentro de los primeros seguiremos el criterio del catálogo que los clasifica por un lado en «Pintura, dibujo y grabado» y, por otro, en «Carpetas de grabados y aguafuertes», además del tercer apartado de «Esculturas».
Hemos procedido a contrastar los distintos inventarios de las obras donadas por la familia Campoy con las registradas en el catálogo y en el examen de pieza por pieza, resultando que en la numeración dada a alguna de ellas, más que de un cuadro de pintura al uso, se trataba, por ejemplo, de un escudo de armas familiar, de alguna foto o algún texto escrito, eso sí, enmarcado. Esto hace que el total de los cuadros en el inventario sea de 393, cuando en realidad son 390 los que pueden considerarse como tales.