Colecciones

El Museo Antonio Manuel Campoy (MAMC) en cifras.

Dentro de lo que podemos llamar obras, distinguiremos dos grandes modalidades a la hora de ser prácticos: los cuadros y las esculturas, y dentro de los primeros seguiremos el criterio del catálogo que los clasifica por un lado en «Pintura, dibujo y grabado» y, por otro, en «Carpetas de grabados y aguafuertes», además del tercer apartado de «Esculturas».
Hemos procedido a contrastar los distintos inventarios de las obras donadas por la familia Campoy con las registradas en el catálogo y en el examen de pieza por pieza, resultando que en la numeración dada a alguna de ellas, más que de un cuadro de pintura al uso, se trataba, por ejemplo, de un escudo de armas familiar, de alguna foto o algún texto escrito, eso sí, enmarcado. Esto hace que el total de los cuadros en el inventario sea de 393, cuando en realidad son 390 los que pueden considerarse como tales
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Tabla 1: Número de Obras del MAMC

Recorrido por el museo MAMC.

Cuando el palacio de los Marqueses estuvo restaurado y nos dispusimos a colgar los cuadros en sus paredes, junto a la colocación de las esculturas, tanto Rosita como Anastasio expresaron su idea de que su distribución y orden por los espacios expositivos no siguiese el criterio del museo convencional de agrupar las obras por sus estilos artísticos, sino que su disposición se hiciese como se hace en un ámbito doméstico, en el que colocamos un cuadro impresionista junto a un cubista, por ejemplo, alineados con una obra hiperrealista, valga también este otro ejemplo, y sin dejar paredes vacías sin apenas cuadros colgados. Una colocación que podríamos llamar familiar, como si el entrar en el museo fuese similar a entrar en la casa misma de los Campoy, repleta de piezas de los artistas más destacados del arte contemporáneo español del siglo XX.
En el museo podemos distinguir diecisiete espacios, de los cuales cuatro de ellos se corresponden con los cuatros bastiones semicilíndricos de las cuatro esquinas de la planta baja, que en tiempos de paz se utilizaban para guardar la pólvora. Como veremos, algunos de estos espacios, aunque con usos asignados inicialmente diferentes, también acabaron sirviendo como salas de exposición dado el elevado número de obras donadas por la familia Campoy

Las Salas.

De la sala 1 o hall, donde ya encontramos un par de pinturas colgadas, se abre a la izquierda la sala 2, que cuando se abrió el museo pretendía dedicarse a las exposiciones temporales, pero que debido al amplio número de piezas, se convirtió en una sala más expositiva y almacén de libros procedentes de la biblioteca de Antonio Manuel Campoy.
En esta sala, todavía sin exponer, está la carpeta número 11 de diez aguafuertes y litografías realizadas por el pintor Marola,  con textos/homenajes al pintor de diferentes críticos de arte, entre ellos Antonio Manuel Campoy. Y en sus paredes podemos observar también la obra «Abstracción», de Mercedes Gómez Pablos, una composición expresiva, realizada con una técnica mixta. Y muy cerca de ésta, un pequeño cuadro del pintor indaliano y almeriense Francisco Capuleto, que nos dibuja unos «Toreros» con tinta a plumilla, en un estilo expresionista.
GÓMEZ PABLOS, Mercedes: «Abstracción»

GÓMEZ PABLOS, Mercedes
Abstracción

CAPULETO, Francisco: «Toreros»

CAPULETO, Francisco
Toreros

A la derecha del hall se abre el salón de actos, convertida en la sala 3, donde podemos contemplar otros cuadros, entre ellos el grabado de una mujer, en el que su autor, Matías Quetglas, hace una apuesta por el realismo.
Volviendo al hall, enfrente de la entrada accedemos al patio interior, la sala 4, donde también hay colgadas algunas obras, y, tras su puerta acristalada, en la sala 9 podemos contemplar, el cuadro de Francisco Abuja «El arte alimenta la paz», obra figurativa, realizada en óleo sobre lienzo, en la que su autor evidencia su tendencia a la imaginación y al simbolismo.
QUETGLAS, Matías: «Dibujo de mujer»

QUETGLAS, Matías
Dibujo de mujer

ABUJA, Francisco Manuel: «El arte alimenta la paz»

ABUJA, Francisco Manuel
El arte alimenta la paz

En la sala 10 observamos una pequeña y característica obra de un paisaje del pintor indaliano de Almería Miguel Cantón Checa. Esta obra figurativa es un ejemplo característico de la técnica de su autor de pintar como pocos el paisaje almeriense, con sus célebres «Chancas», en las que destaca la luz mediterránea.
En la misma sala sobresale el magnífico óleo sobre lienzo de María Ángeles Armas Marcelo titulado «Signo y quimera», obra surrealista cargada de simbolismo. Y en la misma pared, nos detenemos en la «Puerta de Purchena», una acuarela del paisajista cuevense José Antonio Canteras Alonso, y en la «Mujer tumbada», una obra figurativa en óleo sobre lienzo de Ricardo Serny.
CANTÓN CHECA, Miguel: «Paisaje»

CANTÓN CHECA, Miguel
Paisaje

ARMAS MARCELO, Mª Ángeles: «Signo y quimera»

ARMAS MARCELO, Mª Ángeles
Signo y quimeras

CANTERAS ALONSO, José Antonio: «Puerta de Purchena»

CANTERAS ALONSO, Jose Antonio
Puerta de Purchena

SERNY, Ricardo: «Mujer tumbada»

SERNY, Ricardo
Mujer tumbada

En esta sala, en cuatro vitrinas, se guardan y exhiben algunas de las láminas de la primera de las carpetas de grabados y aguafuertes (de Javier Clavo), tercera (de Maruja Mallo), cuarta (de Albert Duce) y sexta (de Enrique Cortina y Arregui).
Subiendo por las escaleras a la planta primera podemos contemplar dos obras vanguardistas. Primeramente, la serigrafía «Dados» del húngaro Víctor Vassarely, una bella composición geométrica de arte óptico, en la que el dinamismo lineal y poliédrico se combina con una calculada combinación cromática limitada al blanco, rojo y negro. Y en segundo lugar, la obra de la búlgara María Droc «Juegos ópticos» nos vuelve a traer el aire innovador de la modernidad con las piezas
que componen un cuadro-objeto.
VASSARELY, Victor: «Dados»

VASSARELY, Victor
Dados

DROC, María: «Juegos ópticos»

DROC, María
Juegos ópticos

La sala 11 la podríamos denominar como la de los retratos de la familia Campoy, unos óleos sobre lienzos de Anastasio, pintado por Joaquín Cánovas; de Rosita, por Guillermo Vargas Ruiz, y de Antonio Manuel, por Antonio Bisquert. En la misma sala podemos también deleitarnos con la magnífica «Primavera» de Enrique Padiel, una verdadera explosión de colores en pinceladas cuasi impresionistas pero en una obra de figuración, y la obra de Jesús de Perceval, en encáustica, «Cabeza de mujer. Tristeza».
También es muy interesante la escultura de Venancio Blanco de «Santa Teresa», en bronce fundido, con un estilo poscubista, con el que el artista se convirtió en el maestro de la nueva escultura religiosa
PADIAL, Enrique: «Primavera»

PADIAL, Enrique
Primavera

BLANCO, Venancio: «Santa Teresa»

BLANCO, Venancio
Santa Teresa

PERCEVAL, Jesús de: Cabeza de mujer «Tristeza»

PERCEVAL, Jesus de
Cabeza de mujer «Tristeza»

La sala 12 está presidida por un óleo sobre lienzo, que se apoya sobre un caballete, de Pilar de Aristegui, «Ferias-Kenia», de estilo naïf, en la línea de la artista de recrear el paraíso con una sugerente ingenuidad.
Tres vitrinas contienen tres carpetas de grabados y aguafuertes: la segunda (de Guillermo Vargas Ruíz), la séptima (de Vicente Arnás) y la octava (de Carmen Lastra).
En la misma sala, el discípulo de Perceval Francisco Alcaraz, en su óleo sobre lienzo «Niña» hace una exaltación colorista característica del movimiento indaliano.
ARISTEGUI, Pilar de: Ferias Kenia

ARISTEGUI, Pilar de
Ferias Kenia

ALCARAZ, Francisco: «Niña»

ALCARAZ, Francisco
Niña

La sala 13 quizá es la más importante del museo. En ella empezamos contemplando un dibujo de Benjamín Palencia, «Dibujo de una mujer», que nos acerca a su buen hacer como pintor expresionista, al igual que Antoni Tápies con su «Fantasía», una obra informalista de técnica mixta, nos sitúa ante uno de los pintores más prestigiosos de España.
«Campesino de la Olmeda», un óleo sobre lienzo de Álvaro Delgado, es una obra expresionista, de influencia cubista, que refleja el testimonio de su autor de su paso por la comarca madrileña que da nombre al cuadro, retratando a su paisanaje.
Otra obra destacada de la misma sala es el también óleo sobre lienzo de Manuel Baeza titulado «Maternidad», que aunque de estilo surrealista tiene una estilización próxima al cubismo. Al igual que es importante el boceto de José Gutiérrez Solana para una obra mayor, en óleo sobre tabla, en estilo expresionista con tintes pictóricos tenebristas.
También es de destacar el grabado de Pablo Ruiz Picasso de la serie «La mujer y el minotauro», dentro de la tradición figurativa mitológica.
Finalmente, nos detendremos en las esculturas de Venancio Blanco, «Cisne», y en la de Santiago de Santiago, «Cabeza del príncipe de España», ambas en bronce fundido.
PALENCIA, Benjamín: «Dibujo de mujer»

PALENCIA, Benjamín
Dibujo de mujer

TÁPIES, Antoni: «Fantasía»

TÁPIES, Antoni
Fantasía

DELGADO, Álvaro: «Campesino de la Olmeda»

DELGADO, Álvaro
Campesino de la Olmeda

BAEZA, Manuel: «Maternidad»

BAEZA, Manuel
Maternidad

SOLANA, José Gutierrez: «Boceto»

SOLANA, José Gutierrez
Boceto

PICASSO, Pablo Ruiz: «La mujer y el minotauro»

PICASSO, Pablo Ruiz
La mujer y el minotauro

BLANCO, Venancio
Cisne

SANTIAGO, Santiago de: «Cabeza Príncipe de España»

SANTIAGO, Santiago de
Cabeza Príncipe de España

En la reconvertida vitrina de una de las dos puertas que comunica la sala 13 y la 14 nos encontramos pequeñas esculturas, como la de Pablo Serrano, «Toro», y pequeñas obras de gran valor, como la serigrafía de Joan Miró y el dibujo sin título de Picasso.
SERRANO, Pablo: «Toro»

SERRANO, Pablo
Toro

MIRÓ, Joan: «Serigrafía»

MIRÓ, Joan
Serigrafía

PICASSO, Pablo Ruiz: «Dibujo Sin título»

PICASSO, Pablo Ruiz
Dibujo Sin título

Ya en la sala 14, detenemos nuestra mirada en el bodegón de la cuevana adoptiva Luz Márquez, un óleo sobre tabla figurativo, y en los «Remeros vascos», de Nicolás Martínez Ortiz, un óleo sobre lienzo poscubista.
En una vitrina se encuentra la carpeta novena de grabados y aguafuertes, de Alberto Duce.
MÁRQUEZ, Luz: «Bodegón»

MÁRQUEZ, Luz
Bodegón

MARTÍNEZ ORTÍZ, Nicolás: «Remeros vascos»

MARTÍNEZ ORTÍZ, Nicolás
Remeros Vascos

En la sala 15, que recrea el despacho de Antonio Manuel Campoy, un cuadro sobre caballete preside el espacio expositivo, un retrato del crítico de arte ejecutado en óleo sobre lienzo por Betsy Westendorp, obra de figuración.
En una vitrina se encuentra la carpeta novena de grabados y aguafuertes, de Alberto Duce.
WESTENDORP, Betsy: «Retrato de Antonio Manuel Campoy»

WESTENDORP, Betsy
Retrato de Antonio Manuel Campoy

En la sala 16 fijamos nuestra mirada en la «Mujer con niña a la espalda», un óleo sobre lienzo de José Cruz Herrera, que suele pintar temáticas andaluzas, ésta concretamente dentro de una figuración con ecos de Sorolla; y en «Figura músico», de José Barreiro Gómez, otro óleo sobre lienzo de estilo expresionista, no muy alejado del fauvismo
Decoran la sala sendas vitrinas que guardan un juego de diez pistolas una, y la segunda otras armas junto a la plancha en madera para la impresión del general Enrique Segura Campoy.
Acabada la visita al museo ubicado en el antiguo palacio de los marqueses, podemos trasladarnos a la sala Goya, en un anexo del edificio de la Tercia, donde podemos contemplar en primer lugar, las 22 láminas grabadas de aguafuertes y agua-tintas de «Los disparates» de Goya (carpeta quinta), presidiendo el espacio la escultura de Agustín de la Herrán y, ya en la bodega, con sus tinajas, los grabados del mismo pintor recogidos en 45 grabados que conforman su «Tauromaquia» (carpeta décima). Además, podemos descubrir un grabado incorporado más tarde que las dos carpetas, también de Goya, «El toro mariposa».

CRUZ HERRERA, José
Mujer con niña en la espalda

BARREIRO GÓMEZ, José
Figura músico

HERRÁN, Agustín de la: «Cabeza de Goya»

HERRÁN, Agustín dde la
Cabeza de Goya